domingo, 15 de mayo de 2016

Asesinato a Distancia


Cuando te enamoras, sentís que el mundo empieza y termina con esa persona. Sos ciego, y todo es por amor. Pero cuando el amor se convierte en dolor, en traición, todo cambia para siempre. Esta es mi historia, la historia de una chica de 18 años que la distancia puede matarte.
Todo comenzó diez meses atrás, en febrero de 1982. Argentina se preparaba para una guerra contra la potencia europea, Inglaterra. En las familias se temía, como nunca antes, que sus hijos sean parte de esta catástrofe humana. Rezaban todo el día para no escuchar esos 8 malditos números de su documento, que era el pase para morir. A casi todos no nos funcionó el rezo. Mi novio, Renzo, fue llamado para unirse al ejército. Recuerdo mi dolor en ese momento, y sus ojos de disgusto contra la vida misma. El día antes de irse para el corazón de la guerra, nos juramos escribirnos siempre. Creíamos en el amor a distancia y el juraba sin cansarse que iba a volver, que yo era su lugar seguro. No hay que jurar algo que no sabes si podes cumplir, nunca jamás.
Las primeras semanas, las cartas llegaban todas juntas y en desorden, pero sus palabras eran impecables, casi que sentía que seguía conmigo. Yo le escribía como podía, nunca fui tan buena escritora como Renzo lo era. Sus palabras me hacían sentir viva y llena de esperanza. Pero todo cambió en una carta que llegó el 30 de Marzo. Desde ese momento, mi vida se tiño de gris y el dolor me invadió profundamente. Esa maldita carta no era de Renzo. Lo sabía, no era su letra pero mi cabeza no fue capaz de seguir a mi corazón y le respondí diciendo que lo amaba y que lo esperaba con ansias. Poco a poco las cartas se fueron perfeccionando y ya me había olvidado de aquella carta. 
Cuando se termino la guerra, fui a la plaza a recibir a Renzo. Tantos meses sin verlo y mi corazón lo seguía amanado más que antes. Lentamente, los soldados con caras desoladas y con el corazón roto fueron apareciendo, pero Renzo no. No estaba por ningún lado. Esperé al rededor de dos horas hasta que vi a Manuel, el mejor amigo de Renzo. Corrí a su alcance esperando que Renzo estuviese allí. Manuel me recibió llorando, con una mano en el corazón. Ese fue el momento más triste de mi vida. Había perdido a la única persona a la que había amado y era peor que diez tiros. Se me dibujo en la mente su sonrisa de las mañanas y su bella risa.
Manuel me acompañó a casa y lo hice pasar. Fue al baño y yo me quedé en la cocina, preparando mate. No encontraba la bombilla y comencé a buscar en los cajones, hasta que encontré una carta que nunca había abierto. 
"Lamentamos informarle que Renzo Di Caro ha sido hallado asesinado en nuestras trincheras. El motivo del asesinato es desconocido. Lo sentimos, compañeros argentinos"
Leí la fecha y era del 29 de Marzo. Rápidamente corrí a buscar la carta extraña que había recibido.... y era de un día después. Mi miente comenzó a maquinar y tuve miedo. ¿Quién habría escrito esa carta? ¿Quién se había hecho pasar por Renzo? Y un escalofrío pasó por mi cuerpo. Manuel me miraba sonriendo desde el otro lado de la habitación. Una sonrisa fría y cómplice.
 "¿Te ha gustado la carta?"- preguntó.
Las palabras quedaron flotando en el ambiente, impregnándolo de extrañeza.

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